En las noches lluviosas, cuando la lluvia esa, los gatos salen a pasear. Van solos o en compañía, entre amigos o desconocidos, sorprendidos a veces por un chaparrón pasajero.
Y, como todo el mundo sabe, a los gatos no les gusta el agua.
Hace tiempo que no deja de llover. Los gatos se esconden, esperando un tiempo mejor. Mirando al cielo, no se ve que vaya a mejorar.
Y ahí está. Un gato bajo la lluvia. ¿Para qué esconderse si no va a salir el sol...?
Y todavía sigue ahí, esperando. Porque sólo es posible secarse bajo los rayos del sol.
Pero, por ahora, sigue lloviendo...
jueves, 1 de octubre de 2009
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